El tabaco es un material higroscópico, con un elevado contenido en agua que, cuando el aire es demasiado seco, tiende a soltar naturalmente su humedad al ambiente.
Este comportamiento, sin embargo, causa una evidente contracción y pérdida de peso de las hojas, que a menudo presentan laceraciones y son más frágiles. Por ejemplo, los cigarrillos conservados a 24ºC, pueden experimentar una variación incluso del 12% en peso, se si hace variar la humedad del 40 al 70%.
Obviamente, esto tiene repercusiones negativas también en el proceso productivo, ya que favorece la rotura de las hojas de tabaco, la salida del tabaco de los cigarrillos y el atasco del papel en las máquinas. Para solucionar estos problemas, durante las distintas fases de elaboración del tabaco, el aire deber ser mantenido entre los 20 y 24ºC, y el 60-70% HR. En los espacios dedicados al almacenamiento y conservación del producto, el aire deber estar a unos 20ºC y la humedad entre 70-75%.
Garantizar estas condiciones permite al tabaco preservar sus cualidades y el propio aroma natural, en el momento de ser consumido.
Para asegurar la calidad del producto y la eficiencia del proceso, las industrias del tabaco deben por tanto prever sistemas que controlen la humedad del aire y aseguren la estabilidad.
CAREL dispone de un profundo conocimiento en este sector, y propone una amplia gama de controles y humidificadores adecuados para este tipo de industria. Están disponibles tanto sistemas isotérmicos, precisos y fiables para caudales más bajos, como humidificadores adiabáticos, de altas prestaciones y bajísimo consumo para caudales mayores.
• Evitar variaciones en la humedad relativa garantiza una mejor facilidad en su manejo y una mayor eficiencia en el proceso;
• Preservar las características de las hojas de tabaco, reduciendo la pérdida de peso;
• Asegurar el aroma natural del tabaco, garantizando la mejor calidad en el producto acabado;
• Sistemas adiabáticos con ahorro energético, para humectar y refrescar el aire.